La "Nueva Era" En Trasplante

En la actualidad, la gran mayoría de los trasplantes se realiza como un acto terapéutico, ya validado por experimentación suficiente. Aunque para algunos órganos y tejidos persiste todavía la necesidad de considerarlos en fase de experimentación, porque aún no se resuelven totalmente los problemas técnicos inherentes y es necesario ponderar el riesgo/beneficio que signifiquen para las personas.
En todo caso, al considerarlos ya como procedimientos terapéuticos comprobados, el problema ético pasa a ser otro. Nos referimos con esto al diagnóstico de muerte, a la obtención de órganos y tejidos, a la utilización de recursos escasos, que serán la materia que se presentará en la primera parte de esta exposición.

Un campo absolutamente distinto al tradicional, en cuanto a la procuración de tejidos y órganos para trasplante, se ha abierto con el desarrollo actual de la ingeniería genética. Las investigaciones sobre el genoma humano, sobre células madres y sobre clonación, han abierto un horizonte que parece ilimitado y que podría terminar con la dependencia humano-humano en la obtención de órganos y tejidos.
No obstante, una vez resueltas las dificultades técnicas que supone, se presenta un perfil distinto de problemas bioéticos que deben ser considerados: uso de "embriones donantes", riesgo de los heterotrasplantes transgénicos, definición del estatuto del embrión humano, y -esto sí reiterado - inequidad en la utilización de recursos escasos.



Fuente: http://www.bioetica.uchile.cl/doc/trasplan.htm

Terapia Inmunosupresora (Parte 3)

La terapia inmunosupresora disponible en la actualidad plantea una serie de problemas: no es específica en su mecanismo de acción y debe mantenerse toda la vida en el individuo trasplantado, lo que provoca una alta incidencia de infecciones y cáncer. Estas complicaciones podrían ser potencialmente eliminadas si fuese posible alcanzar en el receptor un estado inmunológico de no respuesta o tolerancia que fuera específico para los aloantígenos del órgano trasplantado. Algunos mecanismos fisiológicos de tolerancia o supresión específica son hoy conocidos. Entre ellos podemos citar:

·         Liberación de HLA soluble: en trasplantados de hígado se observan mecanismos de tolerancia que se acompaña de delección funcional de las células CTL específicas frente a antígenos HLA clase I, esto hace suponer que el hígado libere un agente supresor Ag-específico. El hígado es uno de los órganos que más HLA solubles produce, pudiendo jugar estas moléculas un importante papel en la tolerancia inducida con el trasplante alogénico.

·         Quimerismo: En trasplantados de hígado se puede establecer un quimerismo celular de largo término, cuyo resultado es la inducción de un estado de inmunosupresión natural y mutua que da origen a la denominada acomodación del injerto. Sin embargo el efecto directo del quimerismo es cuestionable ya que no siempre es efectivo.

·         También podríamos mencionar: inducción de apoptosis, existencia de células veto (células con capacidad de inhibir la respuesta inmunitaria), que se han puesto de manifiesto en experimentos in vitro al cultivar células de cepas de ratón con diferente MHC, existencia de células dobles negativas CD4-CD8- ab+ denominadas células supresoras naturales y que parecen regular la respuesta alogénica mediada por linfocitos CD4+ y CD8+.

La Inmunosupresión (Parte 2)

¿Qué es un inmunosupresor?

Un inmunosupresor es una sustancia química que produce la inmunosupresión del sistema inmunitario. Puede ser exógeno como los fármacos inmunosupresores o endógeno como el cortisol.


Farmacos inmunosupresores:

Los fármacos inmunosupresores son capaces de suprimir la respuesta inmunológica a un estímulo antigénico ya sea producido por un antígeno externo o interno.
Los fármacos inmunosupresores se utilizan en la prevención del rechazo de los trasplantes y en una amplia serie de enfermedades autoinmunitarias como la psoriasis, la enfermedad de Crohn, la artritis reumatoide, la esclerosis múltiple y otras muchas enfermedades dermatológicas y sistémicas.
Estos medicamentos no están exentos de efectos secundarios y riesgos. Debido a que la mayoría de ellos no actúa de modo selectivo, el sistema inmune pierde la capacidad de resistir a infecciones y a la expansión de células cancerosas. Se pueden producir efectos secundarios como hipertensión, hiperglucemia, daños al hígado o al riñón, etc. Por otro lado, los inmunosupresores interactúan con otros medicamentos y pueden afectar a su comportamiento.
De forma general, dado que la respuesta inmune se produce debido a la presencia de una molécula extraña, que normalmente es presentada en la superficie de una célula presentadora de antígenos, y consiste en la activación de los diferentes componentes del sistema inmunitario, para bloquear dicha respuesta se puede actuar a dos niveles:


1.- Sobre la célula presentadora del antígeno, para evitar que realice su función.
2.- Sobre las células responsables de la acción de ataque: los linfocitos, impidiendo su activación o proliferación; la mayor parte de los inmunosupresores actúan a este nivel.

Muchos de los fármacos inmunosupresores se han descubierto en el contexto de la investigación de la quimioterapia del cáncer,  buscando agentes citotóxicos capaces de matar células por bloqueo del proceso mitótico. Resulta evidente que estos agentes matan también todas aquellas células con un alto índice proliferativo,  como es el caso de las células hematopoyéticas de la médula ósea. Por ello es de vital importancia monitorizar los niveles de estos fármacos en los pacientes para que tengan una función terapéutica




Cortisol:

Hormona elaborada por la corteza suprarrenal (la capa exterior de la glándula suprarrenal). Ayuda al cuerpo a usar la glucosa (un azúcar), las proteínas y las grasas. El cortisol que se produce en el laboratorio se llama hidrocortisonaEl cortisol es un tipo de hormona glucocorticoide.


Fuentes: 
http://www.inmunologiatrasplante.com/
http://www.iqb.es/farmacologia/notas/inmunosupresores.htm
http://es.wikipedia.org/wiki/Inmunosupresor

Inmunología del Trasplante: La Inmunosupresión


Todo órgano trasplantado de un individuo a otro era sistemáticamente destruido por el sistema inmune huésped, por lo que muchos enfermos han muerto sin posibilidad de ser trasplantados. Actualmente la mayor parte de estos problemas se han solucionado y se están practicando con éxito diversos tipos de trasplantes, entre los que destacan, por su interés clínico, los de riñón, hígado, páncreas, corazón, pulmón y  médula ósea.

En concreto se han conocido los antígenos de histocompatibilidad, que son los responsables del alorreconocimiento y rechazo y  se ha avanzado en el conocimiento de las bases moleculares y celulares  de la acción de los potentes inmunosupresores que hoy se utilizan.


Desde el comienzo de la práctica clínica de los trasplantes se ha observado un importante incremento en la supervivencia de los enfermos trasplantados. Ello se debe, además de a los espectaculares avances de la inmunología en el conocimiento de la respuesta aloinmune, a la aplicación de nuevos medios inmunosupresores.



Como hemos dicho anteriormente el trasplante puede fracasar desde un punto de vista inmunológico porque se produzca rechazo (o en su caso GVHD). Después del trasplante se puede actuar en la prevención del rechazo con la utilización de agentes inmunosupresores. Por supuesto, el agente inmunosupresor ideal, sería aquel capaz de reducir o anular la posibilidad de un rechazo, pero sin afectar al resto de las respuestas inmunes. Por desgracia este agente inmunosupresor no ha sido descubierto hasta el momento, por lo que es necesario tener en cuenta que los pacientes  inmunosuprimidos presentan problemas de disminución  de defensas frente a todo tipo de organismos patógenos y de desarrollo de determinados tipos de tumores. Por este motivo, los receptores de trasplantes pueden padecer infecciones con más facilidad que el resto de las personas. También les resulta más difícil recuperarse de las infecciones, e infecciones menores pueden llegar a ser serias e incluso producir la muerte.


La terapia inmunosupresora debe ir encaminada a prevenir o revertir selectivamente la reactividad inmunológica del paciente contra el injerto. 




El rechazo se debe, a que en la mayoría de los casos no es posible encontrar donantes y receptores apropiados para un trasplante con identidad en todos los antígenos HLA. Sin embargo, el principal inconveniente del conjunto de medidas inmunosupresoras que habitualmente se adoptan, es la inespecificidad dando lugar a complicaciones (infecciones o desarrollo de tumores en el receptor) que no son más que el reflejo de su mecanismo de acción .



Sistema de Histocompatibilidad y Eich

Los  Antígenos Leucocitarios  Humanos (HLA) son moléculas que se encuentran en los glóbulos blancos (o leucocitos) de la sangre y en la superficie de casi todas las células de los tejidos de un individuo. Cumplen con
la función de reconocer lo propio y lo ajeno y aseguran la respuesta inmune, capaz de defender al organismo de algunos agentes extraños que generan infecciones.
Ese conjunto de moléculas y las formas en que son transmitidas de padres a hijos constituyen un Sistema también denominado de Histocompatibilidad (de histo = tejido) o de la Individualidad (lo propio y lo ajeno). Su  descubrimiento ha permitido a la medicina dar un salto cualitativo en las posibilidades de éxito de un trasplante.
Los primeros trasplantes se efectuaron en los años sesenta, abriendo un camino prometedor cuyo gran escollo fue el rechazo. Recién después, en la década de los setenta, descubierto el Sistema HLA, se puede comprender mejor el fenómeno del rechazo y de la enfermedad del injerto contra el receptor, y trasplantar con menos inconvenientes, según criterios de compatibilidad.
Existen “lugares estratégicos” en el Sistema HLA que sirven para examinar si una persona puede ser compatible con otra en caso de injerto: HLA-A, HLA-B , HLA-C, HLA-DR y  HL- DQ .
El tipo de molécula (antígeno) presente en A, B, C, DR y DQ es lo que determina la posibilidad de aceptación del tejido (órgano o médula ósea) de un donante por el organismo de un receptor.


  •  La enfermedad injerto contra huésped (EicH) es la principal complicación de los trasplantes de células hematopoyéticas (es el proceso de formación, desarrollo y maduración de los elementos formes de  la sangre(eritrocitos, leucocitos y plaquetas) a partir de un precursor celular común e indiferenciado conocido como célula madre hematopoyética pluripotencial) y de órganos que contienen células linfoides. Tiene dos formas de presentación, aguda y crónica, con características clínicas, inmunológicas e histológicas particulares.

Un ejemplo: Trasplante de Córnea.

El primer trasplante con éxito fue de córnea, en 1905, llevado a cabo por Eduard Zirm. Cuando la córnea pierde su transparencia por alguna enfermedad ocular, se produce perdida de visión. Para recuperarla a veces es necesario realizar una intervención quirúrgica que se llama queratoplastia o trasplante de córnea.
La incidencia y la agresividad del rechazo del injerto corneal depende de varios factores


Diversos estudios han demostrado que la edad de donante no es un factor que influya en la supervivencia del injerto, pero sí han encontrado un aumento de las anomalías y disfunciones endoteliales con el paso de los años que abocarían a un fallo del injerto. Se ha sugerido que las córneas de donantes jóvenes pudieran disponer de mayor carga inmunológica y, por lo tanto, mayor riesgo teórico de rechazo.


Histocompatibilidad
Los genes que codifican los antígenos del CMH se encuentran en el cromosoma numero 6. Atendiendo a criterios de distribución celular, estructura bioquímica y función inmune, los antígenos del CMH pueden dividirse en:
l. Antígenos HLA I: también llamados antígenos clásicos de transplante, localizados en todas las células nucleadas. A nivel corneal los encontramos en las células epiteliales, estromales y endoteliales.
2. Antígenos HLA II: expresados únicamente en las células con función inmune. En la córnea, quedarían restringidos a las CL localizadas en la capa basal del epitelio y en capas entromales y limbares. La expresión de estos antígenos puede ser inducida en otros tipos celulares durante procesos inflamatorios.
Los linfocitos T citotóxicos (LTC) sólo reconocen antígenos en asociación con moléculas de clase I, mientras que los linfocitos T helper sólo lo harían en asociación con las moléculas de clase II.
La activación de los linfocitos T helper, al reconocer al antígeno sobre las células presentadoras de antígeno, provoca la liberación de mediadores (linfoquinas) que atraen a los macrófagos y aumentarían el número de LTC frente a moléculas de clase I. Son estos LTC los responsables de la lesión celular que conduce al rechazo.
El estímulo antigénico principal para el rechazo del injerto y la producción de anticuerpos es el CMH. Por esta razón, se intenta buscar una compatibilidad entre donante y receptor.


Los injertos con mayor éxito quirúrgico son los de un diámetro menor de 8,5 mm y mayor de 6,5 mm. Injertos menores de 6,5 mm tienen resultados menos satisfactorios por la mayor frecuencia de descentramiento y un mayor astigmatismo. Los mayores de 8,5 mm tienen mayor probabilidad de rechazo por aumento de la carga antigencia corneal.


Las células de Langerhans son potentes células presentadoras de antígenos que activan a los linfocitos iniciando una respuesta inmune. Se ha sugerido que las células de Langerhans que residen en el injerto son importantes inmunógenos, ya que serían las responsables del reconocimiento alogénico inicial y del inicio del rechazo.
A pesar del uso de inmunosupresores, del 10 al 30% de los transplantes corneales sufren un rechazo corneal. El mecanismo preciso por el que tiene lugar un rechazo corneal sigue en investigación, pero es incuestionable el papel que juegan los Linfocitos T. Por ello las nuevas tecnologías han creado anticuerpos monoclonales frente a moléculas de la superficie de las células T.
Las células T expresan marcadores CD4 los cuales juegan un papel importante en la mediación del rechazo corneal. La aplicación de anti-CD4 mAb significa un aumento de la supervivencia del injerto en un modelo animal (múrido). Sin embargo, su uso sistémico podría producir muchos efectos secundarios por la inmunosupresión y por la reacción a proteína extraña que genera. En cambio, la aplicación tópica de mAb podría ser deseable ante situaciones donde la vida no corre peligro.


Para mayor información visitar:
http://www.revistaciencias.com/publicaciones/EEyAlkVAFElvCfKGQB.php
http://www.oftalmo.com/studium/studium1997/stud97-3/c-15.htm